
EL SER HUMANO ES UN SER HISTÓRICO constituido en la historia, y esa historia va a ser comprendida en clave de proceso evolutivo. De este modo, la teoría darwiniana situará al ser humano dentro del proceso de la evolución de la vida. Un proceso que se iniciaría en un ancestro común y a partir del cual se van constituyendo los tres dominios (árbol filogenético de la vida); con esta teoría evolutiva, el ser humano queda descentrado cosmológica, biológica y psicológicamente. Así pues, Darwin desbanca el antropocentrismo, y plantea que el hombre ya no es el centro ni está en el centro de la creación.
EL HUMANO ES UN SER INADAPTADO y situado dentro de este complejo proceso de evolución de la vida, TOMA CONSCIENCIA de su posición. Toma consciencia y a su vez, distancia; puesto que, es el único que se pregunta y que sabe qué posición ocupa en dicho “árbol” y, por ende, este saber y preguntar, implica una toma de distancia crítica, una separación o ruptura inmediata con la naturaleza. Y así, a causa de la toma de conciencia, nace el mundo de la cultura, de la interpretación, del lenguaje y del simbolismo.
EL HOMO SAPIENS ES UN ANIMAL INMADURO Y POCO ESPECIALIZADO, nace dependiente. La ausencia de tales especializaciones anatómicas y de su inmadurez cerebral (debido a la brevedad del proceso de desarrollo intrauterino) ha facilitado a los humanos una plasticidad, una adaptabilidad inusitada para adecuarse a condiciones ambientales muy diversas. Este defecto biológico –que no se da en otras especies “biológicamente perfectas”- tiene un enorme potencial, pues constituye el “hueco” en el cual se va a poder insertar la cultura. Nuestra naturaleza resulta totalmente inseparable de nuestra cultura. En este contexto, debemos apreciar que la mujer ha sido en gran medida la responsable de las primeras creaciones culturales básicas y decisivas para la humanización, creando así una cultura matriarcal primigenia(La gran Diosa Madre) – ya que la paternidad es una creación cultural mas tardía que no nace hasta la aparición de la monogamia, ligado también al estado y la propiedad privada-.
En la base de este proceso de humanización del ser humano estaría LA VISIÓN SIMBÓLICO-METAFÓRICA, que consisten en ver y creer cosas que no existen. Esta visión seria precisamente lo que apoyaría la actividad cultural en la que se va formando el ser humano. Así, se rompe el vínculo inmediato con la realidad y su entorno; de forma que entre el ser humano y el entorno se van creando imágenes, mitos, palabras… es decir, se va generando un universo simbólico e imaginario que le permite interpretar ese entorno que para el hombre le es totalmente hostil, puesto que es un ser biológicamente imperfecto y naturalmente inadaptado.
Así, LA CULTURA, se nos muestra COMO HERRAMIENTA VITAL E INDISPENSABLE PARA NUESTRA SUPERVIVENCIA. Gracias a ella interpretamos la realidad que nos rodea y la hacemos mas habitable, puesto que, para sobrevivir el hombre necesita crearse una imagen del mundo y una imagen de sí mismo. De esta forma, podemos decir que el ser humano es un producto cultural que se crea a si mismo. Somos animales creativos, somos creadores de nuestra propia existencia. Dado nuestro grado de imperfección biológica, no nos queda más que ser artistas por imperativo natural; crear nuestras propias respuestas culturales nacidas de esas necesidades biológicas, para prosperar. Y así, como postularía el existencialismo sartreano el hombre es proyecto en sí mismo, que se va constituyendo y humanizando a lo largo de la historia. A su vez, cabe destacar que este carácter creativo nos ofrece una libertad encarcelada, puesto que nos obliga a elegir dentro del amplio abanico que se nos plantea y que reclama la interpretación cultural. En resumen, la cultura es lo que constituye el mundo del ser humano confiriendo una cierta estabilidad a su inestable existencia; ya que, sin el velo de la cultura no veríamos nada.